lunes, 30 de noviembre de 2009

Semblanza de los autores

La poesía aportada por el español Felipe Fuentes García es una poesía propia de la madurez de un poeta. A la búsqueda de la palabra adecuada para cada verso, encuentra milagrosamente la palabra poética. La palabra perdurable, capaz de encerrar en una composición tan estricta como el soneto toda la acertada adecuación del poema.
Su poesía es una poesía fuertemente interiorizada, incluso intelectualizada, en la que la que se percibe el latido del abandono y la preocupación por lo trascendente. Sin embargo, pese ese a ello es comprensible y evocadora más allá de la clave del autor. No hay nada de oscurantismo en ella y la limpieza de sus imágenes y metáforas impacta fácilmente en el lector. Una poesía de "las experiencias" más allá de lo impostado y de lo imaginado. En definitiva, su poesía es sólo la vida. Con pocas concesiones a lo superfluo, con una imaginería sería y absolutamente definitiva que le hace decir "...la luz se adelgazaba lentamente en el hondón del tiempo, tú todavía cabías en sus ojos..." cuando evoca el atardecer simbólico de ese temporalismo de la vida, con la que resume toda una intención existencial.
Autor de varios libros de poesía, nos deja en En la ebriedad del bosque una cuidadosa y acertada síntesis de su quehacer poético.

El paraguayo Óscar Distéfano Miers es para mí todo un descubrimiento. Inmerso en una poesía amorosa frecuentemente desarraigada, su poesía está plena de un discurso centellenate. Con una retórica quasiclásica escribe una poesía de "lo moderno". Es la suya esa rememoración de lo consciente en la que consigue una intemporalidad que recuerda lo dejà entendu pero que acaba por invocar una realidad polimorfa. Su cuidado léxico, con entrañables aportaciones de ese americanismo tan querido y tan apreciado por los lectores españoles, lo convierte en un poeta de la exquisitez.
Su poesía demuestra tanto la sensibilidad artística de un creador como el profundo conocimiento de la recursiva poética de un experto. Sin embargo, Óscar Distéfano se sirve fundadamente del metro clásico para la expresión de su poesía. Los sonetos que aporta a esta antología, no sólo son métricamente consecuentes sino que, además, los adecua a esa modernidad del mensaje que los convierte en sonetos totalmente actuales.

Tania Corrêa Alegría, brasileña de origen pero residente en Lisboa (Portugal), tiene la habilidad de manejar la estrofa clásica con una soltura poco habitual. Pero su poesía, lejos de parecer añeja o impostada, tiene esa lozanía de la verdad, de lo verdadero y de lo sentido. Poesía ante todo de lo amoroso y por tanto de lo intemporal, crea en sus poemas una atmósfera amablemente poética, plena de realidad. No hay nada de disarmónico en ella, nada que recuerde lo imaginado, más allá de la clave de la propia autora. Es decir, su poesía tiene el acierto de hacernos vivir lo deseado como si fuera nuestra propia realidad.
Poseedora de un excelente conocimiento técnico de la retórica, deja en la En la ebriedad del bosque poemas de una complejidad técnica que está al alcance tan sólo de los estudiosos del ritmo.

La voz poética de Dominique Jollivet, que escribe bajo el pseudónimo de Venezia Lesseps, traza en la superficie textual un dibujo de exquisitos matices de luz y sombra, de entrañables imágenes conceptuales, de sonidos armónicos que se se deslizan entre la tenue sutileza de un murmullo hasta el acorde del grito.
Orfebre de la palabra, Dominique emplea un léxico lujurioso, con vocablos cuidadosamente elegidos e insertados en los versos como diamantes en una joya. Y, como en las joyas, las piedras preciosas de su léxico fulgurante se ajustan y alinean, siendo los recursos de retórica afilados con emero para servirle de cinceles. Su mensaje, intimista y personalísimo, es igualmente valioso, fruto de una visión penetrante y perspicaz, que alcanza horizontes lejanos y los captura para albergarlos en su foro íntimo y traducirlos conformados por los procesos metamórficos de la intención poética.
Con manos de artista manejando una pluma empapada de tonalidades sensoriales e intelectuales Dominique Jollivet crea mundos o muestra al lector los mundos sólo visibles para quienes ven con ojos de esteta. Se expresa con igual elegancia en las formas clásicas como en innovadoras maneras de trabajar el soneto en versos polimétricos de impecable armonía. Poco asidua al verso libre, administra sabiamente el metro en las composiciones en versos polimétricos blancos, pautadas por el ritmo acentual que garantiza su musicalidad.
En breves líneas no fue posible más que señalar algunas de las claves que hacen vibrante y cristalina la entonación de la voz poética de Dominique Jollivet. En el conjunto de la obra con que participa en esta antología está evidenciando el dominio de la técnica y la vena del esteticismo: la poesía de una artista.

Concluyendo. El lector encontrará en En la ebriedad del bosque una excelente colección poética que pretende ser una muestra del quehacer literario de sus autores, pero sobre todo, un notable ejemplo de la poesía que actualmente viene publicándose en Internet y que ha sido uno de los acicates para la publicación de este libro.

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